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“El seguro de responsabilidad civil es un tiro en la nuca para todos los arquitectos"
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muchos no pueden costearlo

“El seguro de responsabilidad civil es un tiro en la nuca para todos los arquitectos"

Muchos arquitectos no pueden pagar los seguros que les permiten protegerse ante los siniestros que pueden surgir en alguna de sus construcciones

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“El seguro de responsabilidad civil es el tiro en la nuca que vamos a recibir todos los arquitectos”. Así de rotundo y dramáticamente realista se muestra Fernando Rodríguez, un joven arquitecto extremeño que con apenas once años de experienciaestá viviendo en sus propias carnes el pesado lastre que supone para miles de arquitectos tener quehacer frente a los gastos derivados de un seguro que les permita cubrirse las espaldas ante cualquier siniestro, daño o desperfecto que pueda surgir en alguna de las obras que llevan su firma.

La profesión no atraviesa por su mejor momento. Los últimos datos facilitados por el sindicato de arquitectos, SArq, ponen los pelos de punta. Siete de cada diez está en paro, trabaja ilegalmente como falso autónomo o cobra menos de mil euros al mes. El paro efectivo afecta al 50% de estos profesionales, mientras que tres de cada diez lleva más de un año sin trabajo. Por si esto no fuera suficiente, un 75% no cobra ningún tipo de prestación por desempleo.

Una situación económica muy delicada, en ocasiones extrema, que se complica aún más, si cabe, por el pago de unos seguros que deben cubrir la aparición de desperfectos o daños en los inmuebles y de los que tanto el arquitecto como elarquitecto técnico, asícomo el constructor o promotor, son responsables.

Así lo recoge la Ley de Ordenación de la Edificación (LOE) en su artículo 17 donde estipula que las personas físicas o jurídicas que intervienen en el proceso de la edificación son responsables, frente a los propietarios y los terceros que hayan adquirido los inmuebles, de determinados daños que puedan aparecer en él dentro de unos determinados plazos.

.- Durante un año deberán hacerse cargo de los que afecten a los elementos de acabado o de terminación de la obra.

.- Durante tres años, de los que no permitan una habitabilidad en condiciones de la vivienda.

.- Durante 10 años, de los daños estructurales, causados por vicios o defectos que afecten a la cimentación, los soportes, las vigas, los forjados, etc. que comprometan la resistencia mecánica y estabilidad del edificio.

El arquitecto, solo ante el peligro cuando quiebra la constructora

Es decir, desde que termina una obra hasta que no han transcurrido diez años, "el arquitecto no puede dormir tranquilo. Todo se complica sitenemos en cuenta que hoy en día muchaspromotoras y constructorashan quebrado y desaparecido, con lo que, en caso de reclamación,toda la responsabilidad recae sobre el arquitecto. Si la justicia no le da la razón, éldebe asumir todo el coste”, lamenta Almudena Gancedo, arquitecto de Valencia."El culpable, a ojos de la justicia, es siempre el que tiene el seguro y es contra quien se va", añadeFernando Rodríguez.

No se trata de situaciones aisladas. Cada día, desde 2009, se declaran enconcurso de acreedorescasi tres empresas delsector inmobiliarioen España. Desde hace cuatro años, se han acogido a este tipo de procedimientos 4.475 compañías.

Hoy en día muchas promotoras y constructoras han quebrado y desaparecido con lo que, en caso de reclamación, toda la responsabilidad recae sobre el arquitecto

Para poder hacer frente a lasreclamaciones existen los llamadosseguros de responsabilidad civil por los que el arquitecto pagauna prima anual que en un entorno económico y de crisis como el actualse ha convertido en "una auténtica soga al cuello para muchos profesionales”, reconoce Almudena Gancedo.

"Es un duro lastre que llevan a sus espaldas y del que difícilmente pueden zafarse sin nefastas consecuencias", explica El Confidencial Enrique González, propietario de Sofise, una correduría de seguros que en noviembre del 2010 alcanzóun acuerdo con Catalana-Occidente para comercializar un producto de responsabilidad civil para arquitectos técnicos. Un lastre que, en la mayoría de las ocasiones, también les impide tirar la toalla y dedicarse a otra cosa.

"En plenoboomse facturó muchísimo dinero. Entonces, había dinero para pagar primas muy elevadas. El problema, en la actualidad, es que los ingresos son tan bajos, en ocasiones inexistentes,que hacen imposible poder pagar unas primas tan elevadas", reconoce. "Esto no es como elseguro de un coche en el que piensas que no pasa nada si no tienes seguro siempre y cuandono conduzcas. En el caso de los arquitectos, aunque no estén trabajando en este momento, necesitan asegurarlas obras que realizaronaños atrás", añade Enrique González.

Sofise trata en su día a día con cientos de estos profesionales y conoce de primera mano la crisis y la precariedad por la que atraviesan."Se te cae el alma a los pies cuando conoces la situación económica de muchos de ellos", relata González al tiempo quereconoce cómo lafalta total de ingresos de muchos arquitectos está provocando que algunos hayan decidido "no renovar las pólizas y cruzar los dedos para no recibir ninguna reclamación, mientras que otros se están viendo obligados a rebajar la prima y, por tanto, a contratar seguros que no cubren la totalidad de los trabajos realizados".

"La situación de los arquitectosse complica", añade, "si tenemos en cuenta que, aunque en teoría la responsabilidad entre el arquitecto y el promotor se tiene que dividir, este último, al ser una sociedad, puede desaparecer. El arquitecto, por el contrario, está pillado para siempre y, si no puede responder a una reclamación, se irá contra su patrimonio personal".

placeholder Arquitecto trabajando en su estudio.

"Existe una ley que claramente diferencia las acciones de todos los intervinientes en el proceso constructivo, pero aun aplicándola, no se realiza de forma apropiada", apunta Enrique González. "En mi opinión,es de recibo que se reclame que existe óxido en una barandillanueve años después de haber finalizado la obra y que algunos jueces admitan dicha reclamación como aplicable en defectos de construcciónestructurales. Esto conlleva que pocas entidades aseguradoras quieran aceptar contratos de responsabilidad civil y, por tanto,el coste de las primas a pagar. Todo esto,mezclado con los mínimos o nulos ingresos, supone un esfuerzo enorme para los distintos profesionales".

Una responsabilidad que se hereda

Pero los tentáculos de esta responsabilidad van más allá, tal y como explicaJosé Miguel Macanás, miembro de la Asociación de Arquitectos de Madrid (aA), organización que también ofrece a los profesionales un seguro de responsabilidad civil."La responsabilidad de la promotora se extingue con su desaparición, pero la del arquitecto no.Ni siquiera se extingue en caso de fallecimiento del profesional, sino que esta la heredan sus familiares, que deben pagar escrupulosamente las primas anuales si no quieren tener problemas. En estos casos, una opción es aceptarla herencia a beneficio de inventario, de tal manera queel heredero está obligado a pagar las deudas y las demás cargas de la herencia, como por ejemplo, el pago de los seguros,sólo hasta donde alcanzan los bienes de la misma", explica.

Son miles los arquitectos que deberán decidir durante los dos próximos meses qué hacen con sus seguros. "Estamos en plena campaña para captar clientes y renovar primas", apunta Almudena Gancedo, quien lleva varias semanas recibiendo en su buzón de correo muchas de estas ofertas. "La competencia por captar a un colectivo tocado de muerte es leonina", añade Fernando Rodríguez.

Tanto Sofise como la Asociación de Arquitectos (aA) ofrecen productos con los que intentan romper el monopolio que durante años han tenido sobre el mercado Asemas, que actualmenteasegura al 70% de los 50.000 arquitectos que hay en España que el año pasado ya vieron cómo el coste de estos seguros llegó a duplicarse, tal y como adelantó El Confidencial. Un encarecimiento que vino no de la prima fijaanual, que bajó, sino por el aumento del coste de la prima complementaria. Un mercado, el de los seguros de responsabilidad civil, donde empiezan a abrirse hueco otras compañías y otros productos más sencillos de entender y asequibles desde un punto de vista económico, como los de Sofise o la AJAM.

De hecho, son cientos los arquitectos que llevan denunciando desde hace meses la opacidad de los seguros de Asemas. La mutua cobra una prima fija, cuyo precio no difiere significativamente del de otras empresas del sector, pero a la que aplica un coeficiente"poco transparente"que calcula basándose en una serie de variables (por obra, por años de antigüedad en la mutua,por siniestros que hayatenido el arquitecto o poraños sin ellos) yque incrementa el coste de dicho seguro.

"A esto se suma que, por cada obra, el arquitecto debe pagar una cantidad adicional, en concepto de declaración por riesgo de obra. Unos 300 euros para una vivienda unifamiliar", explica uno de sus asociados que prefiere mantener el anonimato, un arquitecto queha pagado, sólopor obras (chalets en su mayoría y algún edificio público grande), casi 11.200 euros para poder cubrirlas reclamaciones que puedan venir de esos trabajos en su carrera.

“El seguro de responsabilidad civil es el tiro en la nuca que vamos a recibir todos los arquitectos”. Así de rotundo y dramáticamente realista se muestra Fernando Rodríguez, un joven arquitecto extremeño que con apenas once años de experienciaestá viviendo en sus propias carnes el pesado lastre que supone para miles de arquitectos tener quehacer frente a los gastos derivados de un seguro que les permita cubrirse las espaldas ante cualquier siniestro, daño o desperfecto que pueda surgir en alguna de las obras que llevan su firma.

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